A veces hago un experimento con mis alumnos. Les pido que detecten una fantasía loca, esas fantasía que por épocas aparecen en su imaginación, tipo «lo dejaría todo y me iría a dar la vuelta al mundo».
Normalmente estas fantasía las construimos para aliviarnos de un presente insatisfactorio.
Lo curioso es que al explorar qué hay detrás de la mayoría de esas fantasía descubrimos que la verdadera necesidad no es «dar la vuelta al mundo», sino experimentar la libertad.
La fantasía es una vía de escape, ahora bien, sentirnos libre es una necesidad existencial muy poderosa que siempre llama, junto con el amor, a que se exprese en ti.
¿Qué será vivir sintiéndonos libre? Te comparto mi profundo anhelo a sentirme libre de ser, a expresarme tal y como soy fluyendo con el río de la vida. Oriento mi vida a ello, en mi casa con mi familia, en mi trabajo, en la calle… Y también te comparto cuán difícil es y lo frustrado que me siento en muchas ocasiones por sentirme preso del miedo…
Como aprendiz aspirante a «SER LIBRE O LIBRE DE SER» me doy cuenta que cuanto más oriento mi vida hacia el gozo, menos miedo y más libre me siento. Cuanto más energía pongo en cubrir expectativas que yo mismo me creo, más esclavo me siento y más presente se hace el miedo.
Hasta donde alcanzo a comprender, yo creo que la libertad es la consecuencia de vivir sin miedo, esto es, vivir en estado de confianza. Lo bueno es que la confianza se aprende, se puede practicar y reforzar, y para ello, jugar a tomar riesgos y limitar la génesis de expectativas compulsivas, es fundamental.
Me complace compartir la siguiente conferencia de Isabel Behncke, primatóloga chilena que ha estudiado a los bonobos en su hábitat natural. Donde nos explica cómo los bonobos a través del juego y de la sexualidad han configurado una sociedad de la confianza y la libertad. Quizás ver cómo han conseguido los bonobos, nuestros primos evolutivos, una sociedad armoniosa nos ayude a nosotros en tal fin…