Cuando tenía 33 años de viaje por Cabo Verde viví una experiencia de profunda conexión con la naturaleza. Mi consciencia se expandió y me sentí unido a la tierra, al mar, a las estrellas.
De regreso a casa sentí una gran necesidad de seguir en contacto con lo natural, así que pasaba horas casi todos los días en la playa o en el bosque conectando, era un deleite.
Poco a poco fui perdiendo la facilidad de entrar en esta experiencia y a medida que avanzaba en el tiempo menos frecuentes e intensas eran estas conexiones.
Entonces del deleite por estar expandido y conectado pasé a tener sed de este deleite. Aquí empezó mi aventura interior.
La sed de volver a sentir lo que había sentido en aquella época de mi vida me ha llevado a una intensa búsqueda. Empecé a leer exclusivamente libros de psicología y espiritualidad, empecé a realizar cursos de autoconocimiento de todo tipo y a dedicar toda mi vida a tal empeño, de tal manera que he profesionalizado esta búsqueda convirtiéndola en mi trabajo.
¿Acaso hay algo más importante que sentirse unido a todo?
Cuando se ha tenido una aproximación a esta experiencia se tiene clarísimo.
Muchas preguntas me acompañan en el camino de la aventura interior:
- ¿Qué me impide sentir que estoy conectado a todo?
- ¿Qué me quita la paz interior?
- ¿Cómo es que me olvido continuamente de lo que es esencial?
- ¿Cómo permanecer en la alegría auténtica?
- ¿Qué provoca el desequilibrio?
La aventura interior empieza cuando te das cuenta de que lo de afuera es una consecuencia de lo que hay dentro.
La aventura interior empieza cuando te das cuenta de que lo de afuera es una consecuencia de lo que hay dentro. Y que descubrir el funcionamiento del mundo interior es una gran aventura. Hay que lanzarse, asumir riesgos, explorar nuevos territorios, luchar contra los demonios y conquistar hermosos paisajes.
Desde que inicié mi aventura interior me ha pasado de todo menos aburrirme. En mi camino voy descubriendo que no se trata de poner ni modificar nada, se trata más bien de soltar y entregarse a la vida.
Si hay una palabra que me acompaña en este momento de mi vida es la entrega: abandonar la lucha interior, soltar en control, dejar de ir en contra, soltar el apego, ayunar de expectativas, aceptar la diferencia…
Sigo teniendo sed y en mi aventura interior me voy dando cuenta de que no se trata de buscar nada, se trata más bien de abrirse a recibir las bondades de la vida que ya están ahí y que siempre han estado ahí.
A momentitos cuando consigo estar abierto a recibir, en esa escucha profunda de la vida, la sed se transforma en belleza, amor y compasión.
Gracias
Enrique Aguilar