Un lugar, una escuela, donde aprender y volver a reír, soñar, compartir, amar. El movimiento, la música, lo lúdico están presentes cada minuto. Descubrirse a uno mismo desde lugares olvidados o que nunca hemos visto, expresar lo que lleva años bloqueado, y sentirse acompañado en todo momento por Enrique, por la escuela y por el grupo. Tanto si trabajas en lo social como si quieres aprender sobre ti mismo y buscar un lugar que te haga crecer, esta escuela en mi opinión es una muy buena opción. A mí, como persona, me acompaña a crecer y acercarme a mi esencia, y como terapeuta y facilitadora de grupos, me da herramientas para hacer mí trabajo cada día con más confianza e ilusión